dejar atrás todo lo que se acumula, lo que sobra, lo que irrumpe sin permiso...
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Un tren nos lleva lejos, a Mongolia. Atrás, una acumulación de sonidos e imágenes, donde las cosas están perdiendo su nombre. Encontrarse en una tierra extraña, moverse con ella. A cada paso, nuestro destino se desvanece. Pero algo nos empuja a seguir: una tierra que, desnudándose, se llena de sí misma y nos habita. Aquí y ahora, quizás, recuperemos ese lugar desde dónde poder volver a mirar.
es un sueño tan antiguo que lo pierdo, en tu viaje vuelvo al principio, al origen de alguna historia que tal vez fué
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